jueves, 21 de mayo de 2009

Tsukiji y Nikko

Lunes, 30-03-2009

Fue un día largo a la vez que intenso, que empezó muy pronto con una visita a la lonja, siguió con los templos de Nikko y terminó con una noche en un sitio especial.
El despertador sonó nada menos que a las 4:30. A esas horas en España la mayoría ni siquiera había cenado, ya que eran las 21:30 del día anterior. Pero nosotros ya estábamos en pie, cargando las mochilas y preparados para dejar el hostal.
Pasadas las cinco subimos al metro hasta la estación de Ueno, donde con bastante esfuerzo por nuestra parte, dejamos las mochilas en unas consignas. No es que nos costara mucho desprendernos de ellas, sino que las taquillas eran bastante pequeñas y hubo que empujar un poco. Nos dirigimos en metro hasta la parada de Tsukiji, para ver el mercado con el mismo nombre.
El de Tsukiji es el mercado de pescado más grande del mundo. Es prácticamente impensable estar unos días en Tokyo sin hacer una visita a esta lonja. Curiosamente, la segunda lonja más grande del mundo se llama Mercamadrid y, hasta donde yo sé, nadie se lo plantea como una atracción turística. Una vez allí, puedes ver a cientos de turistas con sus cientos de cámaras haciendo miles de fotos a los millones de atunes que hay por todas partes (bueno, igual se me ha ido la mano un poco con las cifras). Y, por supuesto, nosotros éramos tres de ellos (de los turistas, no los pescaos).





En la lonja se vende todo tipo de pescado, aunque la estrella es el atún, tanto fresco como congelado. Madrugando todavía más, se pueden ver las subastas... pero consideramos que las cuatro y media ya era lo suficientemente pronto.
La actividad es frenética, ya que además de turistas, hay mucha gente trabajando cargando pescado, trasportándolo en carros que circulan por todas partes a gran velocidad (cuidado con ellos), y cortando el pescado con cuchillos que más bien parecen espadas.





Otra cosa típica en la visita a la lonja, es desayunar sushi en uno de los muchos puestos de los alrededores. Como no nos íbamos a ir a Nikko con el estómago vacío, dimos un par de vueltas en busca de un restaurante apropiado. En algunos de ellos había mucha gente y una gran cola en la puerta, mientras que en otros había mucha menos gente. Evidentemente la diferencia entre unos y otros era el precio... pero como no íbamos muy bien de tiempo decidimos meternos en uno que tenía poca gente, para degustar el que creo que ha sido el desayuno más caro de mi vida. Una sola pieza de sushi costaba a partir de 400 yenes, así que entre los tres nos gastamos unos 5500 yenes, lo que vienen a ser unos 45 euros.
Después de desayunar, tocaba ir a Nikko. La mejor manera de llegar si se tiene el Japan Rail Pass, es con un tren rápido hasta Utsunomiya cambiando allí a un tren local. Así fue como lo hicimos, tardando en total algo menos de dos horas.
Veo que no dije en su momento que el primer día reservamos casi todos los trenes del viaje. Esto se hace (teniendo el Japan Rail Pass) en una de las muchas oficinas que hay en las estaciones. Hicimos las reservas de los viajes de ida y vuelta a Nikko, el tren a Kyoto, de Kyoto a Hiroshima, de Osaka a Kanazawa, y la vuelta de Takayama a Tokyo. Sólo nos quedó por cerrar el trayecto entre Kanazawa y Takayama (se hace en bus), y de Hiroshima a Osaka (teníamos dudas sobre qué horario escoger, así que lo dejamos en el aire).
Los trenes tienen un número determinado de coches en los que se viaja con reserva y el resto, son para ir sin reserva. Por lo que vimos, no hubiera sido necesario reservar, ya que había sitio de sobra. Simplemente con presentarte en la estación y enseñar media docena de veces el JRP, puedes subir al tren.
Como iba diciendo, fuimos de Tokyo Central a Utsunomiya en un tren rápido, cambiamos allí a un tren local, y acabamos llegando a Nikko poco antes de las diez de la mañana, donde hacía bastante frío.
Desde la estación, fuimos andando a la zona de los templos donde llegamos en unos 15 minutos (también se puede ir en bus desde la estación). Allí, compramos una entrada combinada para todos los templos y santuarios (1000 Yenes), y accedimos a los templos. Vimos primero el puente de Shinkyo, continuando después por los templos de Rinno-ji, y los santuarios de Toshogu y Taiyuinbyo, entre otras cosas. Pese a ser Lunes, estaba saturado de gente, no quiero ni imaginar como será los fines de semana.





Entre templos y santuarios llegó la hora de comer, así que volvimos al pueblo a buscar algún sitio donde saciar nuestro apetito. Fue una misión fácil, puesto que la zona estaba atestada de restaurantes con precios razonables.
Habiendo saciado nuestro apetito con unas generosas raciones de udon y tempura, decidimos ir a conocer el llamado "Abismo de Kanmangafuchi", que es un paseo a orillas del río plagado de figuritas vestidas con gorros y una especie de baberos rojos.





Hicimos el paseo de ida y vuelta hasta volver al pueblo, y decidimos que lo mejor sería volver a la estación y ver si nos podíamos colar en algún tren hacia Tokyo, pese a tener reserva para más tarde.
Una vez en la estación, vimos que salía un tren hacia Utsunomiya en unos veinte minutos. Como estos japos están muy bien organizados, en los paneles de la estación de Nikko también pudimos ver los enlaces que había disponibles en Utsunomiya, para llegar a Tokyo. Salía un tren unos cinco minutos después de llegar el nuestro.
Llegamos a la estación de Ueno sobre las cinco y media de la tarde, sacamos nuestras mochilas de las taquillas y cogimos el metro hacia Simbashi, donde hicimos el check-in en un hotel un tanto especial.



Pues sí, se trata de un hotel cápsula!! Habíamos dejado esa noche sin reservar alojamiento para ir a un hotel de estos. La tarde anterior habíamos localizado este que, por su situación muy cerca de la estación de tren, nos venía muy bien. El procedimiento para alojarse en un hotel de este tipo no puede ser más sencillo: llegas, escoges la modalidad de alojamiento, pagas (4000 yenes por persona), y te alojas. Las modalidades de alojamiento pasan desde una siesta hasta la noche completa (desde las cinco de la tarde hasta la mañana siguiente). Evidentemente, nosotros escogimos la noche completa. En la recepción te dan una llave con un número, ese es el número de tu habitación y de tu taquilla. En esta taquilla tienes unas zapatillas y una especie de bata-pijama, además de los útiles de aseo.



Una vez que dejamos los trastos en el hotel (una vez más con bastante esfuerzo físico por nuestra parte, ya que las taquillas no están preparadas para ir con equipaje), e hicimos un poco el cafre en la zona de habitaciones grabando el vídeo anterior y haciendo fotos, fuimos a un bar de la zona a tomar unas cervezas. Cuando ya estábamos terminando las cervezas, vino el camarero con tres pinchitos y nos dijo que eran una invitación de un "caballero" que había en la barra. Le dimos las gracias, dudando si quería algo con nosotros. Estas dudas se despejaron mientras nos íbamos, cuando a Marce le guiñaron un ojo. Si es que ligamos allá donde vamos!!
La cena la hicimos en un bar de sushi de la zona. El día anterior me quejaba porque había estado tres días en Japón sin probar el sushi, y ya llevábamos tres veces en dos días.
Después de cenar, cervecita reglamentaria en un bar cercano, y a la cápsula a intentar dormir.


Martes, 31-03-2009

Nos levantamos a las seis de la mañana, recogimos y nos dirigimos a la estación de Tokyo central, para coger el Shinkansen Hikari de las 7:03 que habíamos reservado unos días antes, con destino Kyoto. En la estación compramos unos pasteles y unas bebidas para desayunar en el tren y, como no podía ser de otra manera, salimos exactamente a las 7:03.

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